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Épica en prosa del e-book

comunicación cultural, e-book, industria editorial, innovación, libro, nuevos modelos de negocio

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Empezamos con cifras, comparando los indicadores del mercado estadounidense y el nuestro, que siempre nos ha gustado. Los datos que arrojan los medios de comunicación nos hablan de que en el país americano, el libro electrónico ocupa casi un 20% de la cuota de mercado del sector editorial, y que las ganancias de este nuevo formato van camino de duplicarse con respecto al año pasado. En España apenas llegamos al 3%, y con estos datos uno se pregunta qué es lo que leen en los Estados Unidos o qué es lo que no leemos aquí.

Ironías localistas aparte, nadie negará que al otro lado del Atlántico la tecnología se toma en serio y se incorpora a todos los valores de la esfera cultural. Conscientes de la caída del mercado editorial en todo el mundo ante el avance del ocio visual y de Internet, las librerías tradicionales como Barnes & Noble y las operadoras de telefonía trabajaban desde hace años en adaptar los libros digitales al consumidor a través de una conexión de redes y dispositivos industriales y electrónicos. Tal vez no todo el mundo disponga de un Kindle o un iPad ¿pero quién no tiene un teléfono? Una vez más el mercado y la sociedad anglosajona nos lleva ventaja a la hora de adaptar y flexibilizar los mecanismos de acceso a la tecnología. Mientras desde las instituciones públicas se reducen las ayudas al fomento de la lectura, se me ocurre imaginar que tal vez se esté trabajando antes en frenar la piratería de un sector que todavía no se ha asentado que en promocionar su acercamiento al público. ¿Por qué es tan difícil encontrar cualquier iniciativa española orientada a divulgar las bondades del e-book? En un país donde las leyes del libro electrónico son idénticas a las del libro tradicional y donde aún coletean amargos ecos del debate sobre el precio único y claro, hasta el IVA es igual tanto si has comprado un volumen con páginas como si lo has descargado de donde quieras.

Catálogos de arte, libros-objeto, libros infantiles con sus pop-ups y sus texturas, tal vez las únicas subespecies destinadas a sobrevivir en las estanterías de las librerías y bibliotecas tal y como las conocemos, ¿por qué? Difícilmente estos formatos puede sustituirse por un e-book, luego ¿quién está detrás del erróneo planteamiento de márketing en lo concerniente al libro electrónico? ¿Por qué nos han hecho creer que es un sustituto del libro tradicional? Estamos ante un caso de innovación en la industria editorial, ¿no debiera traer consigo algún valor añadido? Echadle un vistazo a este ejemplo de los Estudios Moonbot del que nos hablan los chicos de Minus Is Better, a ver si la experiencia sería la misma con un libro de los de toda la vida o directamente no sería.

Ayer terminaba la Feria de Francfort 2011 y no es casual que llevara por subtítulo “Rethink, Renew”. En Alemania, el gran káiser tecnológico europeo, proliferan las cooperativas digitales y los acuerdos entre editoriales y libreros, como es el caso de Libreka! Aparentemente en el otro polo nos encontraríamos los casos de los países (muy) en desarrollo. Hace dos años la Feria del Libro de Guadalajara, la más importante en todos los aspectos del mercado hispanohablante, dedicaba su foro internacional de editores a la digitalizacion como un tema del futuro proximo. “Sabemos muy bien que los problemas que tenemos que enfrentar en Mexico son de otro perfil todavia. Estamos aun con la promocion de la lectura y hay muy poco acceso a los iPhone y a las iPads”, planteaba sabiamente David Unger, presidente de la feria. De hecho pienso que la carísima (por el acceso) y también reciente LIBER española no debiera seguir diferente línea argumental.

Una última cuestión para suavizar el drama y animar la batalla por la lectura, ¿qué valoramos más, el acceso a la última novela de nuestro autor o autora favorita o poseer el lustroso volumen para colorear la estantería? A pesar de que mi biblioteca virtual crece a diario con un poco de ficción y mucho texto divulgativo, por ahora sigo siendo leal al papel. Por eso, y a tenor de los últimos enredos empresariales en España, mientras no me lo pongan claro, me adapten aún más el visor o no disponga de todos los títulos que quiera sin ir más lejos, sigo ilusionado con la espera de pasar las páginas con el dedo, doblar las hojas, señalar con lápiz y oler las partículas de papel y tinta que se desprendan de la próxima novela de Tom Spanbauer. Volver a leerle sí que será épico.

Artículos, Bibliografía y recursos en Internet

Great Digital Expectations. The Economist, 10 de Septiembre de 2011

Situación Actual del Libro Electrónico en España. Documento de trabajo Observatorio de la Lectura y el Libro. MCU, Abril de 2011

¿Libro de papel o electrónico? por Mónica Parrilla, de Greenpeace